

Después de más de 50.000 muertos, en su mayoría niños y mujeres, un bloqueo que dura ya más de dos meses y que ha puesto a 14.000 bebés al borde de la muerte inminente, según la ONU, y la destrucción casi total de las infraestructuras y viviendas de la Franja de Gaza, la paciencia de los aliados de Israel parece haberse acabado.
Reino Unido, Canadá y Francia han amenazado con "tomar represalias" contra Israel si el gobierno que lidera Benjamin Netanyahu continúa con la intensa ofensiva lanzada en los últimos días por el ejército de su país y que ha dejado cientos de muertos.
Israel inició la semana pasada bombardeos aéreos sobre infraestructuras, edificios residenciales, hospitales y escuelas, que han dado paso a un ofensiva terrestre por el norte y el sur de la Franja en la que han sido movilizados miles de soldados y que busca capturar, como ya reconoció a principios de mes el gobierno, territorio palestino de forma permanente.
"Estamos librando combates a gran escala -intensos y sustanciales- y hay avances. Vamos a tomar el control de todas las zonas de la Franja, eso es lo que vamos a hacer, dijo Netanyahu en un video publicado en redes sociales este lunes.
Este lunes Israel dejó entrar 5 camiones de ayuda humanitaria, "una gota en el océano", como lo describió Tom Fletcher, secretario general para Asuntos humanitarios de la ONU.
Para entender la escala de la necesidad, antes de la guerra en Gaza entraban 500 camiones diarios.
En una entrevista con el programa Today, Fletcher advirtió de que "14.000 bebés morirán en las próximas 48 horas" si la ayuda necesaria para alimentarlos no logra entrar en Gaza.
"No debemos llegar a la situación de hambruna, desde un punto de vista práctico como diplomático", dijo Netanyahu, sobre quien pesa una orden de detención de la Corte Penal Internacional por presuntos crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad, que él ha tachado de "antisemita", como recuerda Bowen.
Sus declaraciones han sido ampliamente criticadas por organismos de derechos humanos por su frialdad, pero también por sus socios extremistas de gobierno, que aseguran que permitir la entrada de ayuda "alimentaría a Hamás y le daría oxígeno mientras nuestros rehenes languidecen en los túneles", según Itamar Ben Gvir, el ministro de Seguridad.
El gobierno israelí argumenta, además, que Hamás roba la ayuda humanitaria que entra en la Franja, algo que el grupo islamista y organismos de derechos humanos niegan.
Según Netanyahu, hasta que Israel no pueda establecer "una zona estéril bajo control de las Fuerzas de Defensa de Israel para distribuir alimentos y medicinas" sólo permitirán un "puente mínimo y básico" para evitar el hambre.