

La Comisión Nacional de Justicia y Paz junto a la Comisión Episcopal de Pastoral Social salió al cruce de la represión que sufrieron jubilados y jubiladas frente al Congreso de la Nación y exigió una respuesta urgente al reclamo por el deterioro de los haberes previsionales
Los organismos de la Iglesia expresaron su “repudio a la represión de las fuerzas de seguridad sobre la multitud que se reúne frente al Congreso cada miércoles”, y reclamaron al Estado que “se suspenda toda forma de represión sobre quienes se movilizan y reúnen pidiendo justicia”.
Con fuertes referencias al papa Francisco, recordaron que “toda la sociedad debe apresurarse a atender a sus ancianos –¡son el tesoro!– cada vez más numerosos, y a menudo también más abandonados”. Y agregaron una advertencia directa: “Cuando la sociedad abandona en la periferia una parte de sí misma, no habrá programas políticos ni recursos policiales o de inteligencia que puedan asegurar indefinidamente la tranquilidad”.
“Pedimos que se convoque a todos los sectores representativos de la comunidad para resolver su delicada situación. El inicio de un diálogo es siempre la mejor respuesta ante un reclamo”, señalaron.
Los jubilados vienen movilizándose cada semana frente al Congreso para reclamar una mejora de sus ingresos, que han perdido poder adquisitivo de forma constante. Según el Centro de Economía Política Argentina (CEPA), en marzo de este año el haber mínimo real cayó un 38,7% en relación a 2017, lo que representa uno de los retrocesos más significativos desde el regreso de la democracia.
El reclamo se volvió más visible en los últimos meses, pero también se hizo más difícil: durante las protestas, hubo enfrentamientos con la policía, detenciones y denuncias de uso desmedido de la fuerza.
Desde los organismos eclesiales insistieron en que “la violencia es mucho más grave cuando se ejerce contra quienes reclaman por una injusticia grave, como la de reducir los haberes jubilatorios de nuestros mayores”.