

Nacido el 1 de enero de 1937 en el barrio porteño de La Paternal, Piro fue un artista precoz: a los 15 años ya integraba la orquesta de Ricardo Pedevilla y al año siguiente se sumaba a la de Alfredo Gobbi, una de las grandes formaciones del tango tradicional. Allí forjó sus primeros pasos y desarrolló un oficio que mantendría durante más de siete décadas. Su carrera lo llevó por los escenarios más importantes del país y el mundo.
Entre los maestros que lo formaron se cuentan Félix Cordisco, Domingo Mattio (ex bandoneonista de Aníbal Troilo) y Pedro Rubione. También estudió filosofía de la música con Juan Francisco Giacobbe, una formación que dotó a su estilo de una profundidad conceptual que luego se reflejaría en sus composiciones y arreglos.
Pero su mayor impulso llegó en 1965, cuando formó su propia orquesta y debutó en Patio de Tango con un estilo propio. Esa misma noche, entre el público, estaba Aníbal Troilo, quien lo adoptó como ahijado artístico. Poco después, “Pichuco” sería también su padrino discográfico y, tras su muerte, su viuda le donó uno de sus legendarios bandoneones. Así comenzó una etapa que lo consolidaría como uno de los renovadores del género.
Ganó en 1968 la Palma de Oro del Festival Nacional de Tango de La Falda y fue distinguido con el Martín Fierro como Revelación Musical del Año en televisión. Grabó más de una docena de discos, recorrió el mundo -Japón, Finlandia, Suecia, Francia- y llevó el tango a escenarios impensados. En Estocolmo llegó a dirigir en la Academia de Música. En Europa también se exilió, antes de regresar en los años 80.
A su regreso a la Argentina, fundó el espacio San Telmo Tango, donde estrenó su formación Ensamble 9, una agrupación con la que exploró las posibilidades del tango contemporáneo. En 1994 fue designado director de la Orquesta Nacional de Música Argentina Juan de Dios Filiberto, cargo que ocupó hasta el año 2000. También dirigió la Orquesta Provincial de Música Ciudadana de Córdoba entre 2003 y 2009, y tuvo un ciclo radial en Radio Nacional entre 2001 y 2004.
Fue declarado Ciudadano Ilustre de la Ciudad de Buenos Aires en 1996, y la Sociedad de Autores y Compositores lo distinguió como Mejor Intérprete tres años más tarde.
Más allá de su brillante carrera, Piro vivió el tango también como una experiencia vital. En 1968, en la sala Michelangelo, conoció a Susana Rinaldi, con quien compartió una intensa historia personal y artística. Fueron pareja durante años, tuvieron dos hijos, Alfredo y Ligia, ambos cantantes, y en 2023 se reencontraron en el escenario del Teatro Coliseo, en un concierto llamado simplemente Reencuentro.
Tuvo también otros hijos de diferentes relaciones: Martín, Fernanda, Lara. En sus últimos años compartió la vida con su esposa Lidia, en La Falda, su lugar en el mundo.
Despedimos con tristeza al gran bandoneonista Osvaldo Piro.
— La 2x4 (@la2x4) August 7, 2025
¡Hasta siempre Maestro!
Compartimos su concierto que realizó en #TangoBA Festival y Mundial https://t.co/ytcNDFzJBN pic.twitter.com/qf0h2MLpD1