

La medida, que sorprendió al mercado financiero, se debe a un criterio técnico relacionado con el vencimiento de los bonos que integraban la canasta de referencia y no implica un cambio en la posición del país dentro de los índices más amplios y diversificados del banco. La exclusión, sin embargo, refuerza el aislamiento financiero argentino en un contexto de alta volatilidad.
El EMBI + (Emerging Markets Bond Index Plus) es el principal indicador que mide la diferencia de rendimiento entre los bonos soberanos de los países emergentes y los títulos del Tesoro de Estados Unidos. En el caso argentino, su evolución fue seguida de cerca durante los últimos años como termómetro del costo de endeudamiento.
El riesgo país alcanzó los 1456 puntos dos semanas después de la derrota electoral del oficialismo en la provincia de Buenos Aires, lo que marcó un incremento de 160 por ciento respecto del mínimo del año, de 560 puntos en enero. Posteriormente, con los anuncios de acuerdos financieros con Estados Unidos, retrocedió y se estabilizó entre los 900 y los 1300 puntos, con un último registro de 1080 al cierre del viernes pasado.
JP Morgan informó que la decisión obedece a “una regla técnica de vencimiento” y aclaró que la Argentina continúa presente en los índices de deuda emergente más amplios. La salida del EMBI + se debe a que los bonos que componían la muestra local —en su mayoría títulos reestructurados en 2020— perdieron representatividad y dejaron de cumplir los requisitos de liquidez y vida residual exigidos por el banco.
La pérdida de visibilidad en el EMBI + se suma a una serie de frustraciones oficiales en el frente financiero. En junio pasado, la firma MSCI decidió mantener a la Argentina en la categoría “Standalone”, es decir, fuera del grupo de mercados emergentes, pese a las gestiones del ministro de Economía, Luis Caputo, para lograr una mejora de calificación. El organismo argumentó entonces que el país no reunía aún las condiciones de accesibilidad y previsibilidad necesarias para los inversores internacionales, un criterio que también está presente en las evaluaciones de bancos globales como JP Morgan.
El indicador mide el sobrecosto que debería pagar la Argentina si buscara colocar nueva deuda en los mercados internacionales, en comparación con los bonos del Tesoro norteamericano. Por eso, su evolución resulta clave frente a los fuertes compromisos de deuda que enfrentará el Gobierno durante los próximos meses.