La Asamblea General pidió por trigésima tercera vez y por amplia mayoría el fin del embargo económico a la isla, una imposición unilateral que ha denunciado desde 1992. La resolución de este año obtuvo 165 votos a favor, siete en contra (además de la Argentina, Estados Unidos, Hungría, Israel, Macedonia del Norte, Paraguay y Ucrania) y 12 abstenciones (Albania, Bosnia y Herzegovina, Costa Rica, Chequia, Ecuador, Estonia, Letonia, Lituania, Marruecos, Moldavia, Rumania y Polonia).
La votación supone un cambio respecto a los últimos años, en los que Cuba recibió el apoyo unánime por parte de los países de América Latina y el Caribe y todos los Estados miembros de la Unión Europea. El año pasado, la resolución había obtenido 187 votos a favor, solo dos votos en contra (Estados Unidos e Israel) y una abstención (Moldavia).
El año pasado, cuando Diana Mondino era la canciller, la Argentina había votado en contra del embargo a Cuba en la Asamblea General. Esa decisión llevó a Milei a desplazarla y reemplazarla por el entonces embajador en Washington, Gerardo Werthein, quien ya dejó su puesto en el Palacio San Martín y fue reemplazado por el secretario de Finanzas, Pablo Quirno.
Según el Presidente, en esa votación del año pasado, Mondino se apartó del alineamiento que él impuso con Estados Unidos e Israel, y que se ha reforzado este año, sobre todo con Washington. Milei incluso fue recibido por Trump en la Casa Blanca el 14 de octubre pasado, además de haber mantenido otros encuentros, como uno en Nueva York en septiembre al margen de la asamblea de la ONU.
Como Milei, otros líderes de los países que votaron este año en contra de la resolución también son aliados de Trump, como el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, y el primer ministro húngaro, Viktor Orban. Se sumó el presidente ucraniano, Volodimir Zelensky, que busca más ayuda norteamericana para enfrentar la invasión rusa, y el presidente paraguayo, Santiago Peña.
El representante permanente de la Argentina ante las Naciones Unidas es Francisco Tropepi, que presentó en diciembre del año pasado sus cartas credenciales al secretario general del organismo, António Guterres.
Aunque ningún país había anunciado públicamente su decisión ante de las votación, fuentes diplomáticas habían señalado que el consenso latinoamericano contra las sanciones corría peligro, como finalmente pasó con los votos de la Argentina y Paraguay.
Por su parte, en la Unión Europea (UE) se han registrando tensiones para mantener el voto unido y en contra de las sanciones extraterritoriales, la posición de años previos. Algunos miembros del flanco oriental dudan de apoyar a La Habana tras las informaciones que la vinculan con Rusia en la invasión de Ucrania.
El bloqueo a Cuba comenzó en 1960 y se fue endureciendo en diferentes momentos históricos, y en 1992 la Asamblea General emitió su primer pedido a Estados Unidos para ponerle fin al embargo, utilizado por el castrismo como base para su postura opuesta a Washington.
Desde 1992 nunca habían pasado de cuatro los países que rechazaran la resolución -titulada “Necesidad de poner fin al bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por Estados Unidos contra Cuba”-, mientras que las abstenciones, que llegaron a sumar 71 en su primer año, se convirtieron progresivamente en apoyos.
El texto, presentado por Cuba, reafirma, entre otros principios, “la igualdad soberana de los Estados, la no intervención y no injerencia en sus asuntos internos y la libertad de comercio y navegación internacionales, consagrados en numerosos instrumentos jurídicos internacionales”.
Además, expresa preocupación por disposiciones reglamentarias, como la promulgada por Estados Unidos el 12 de marzo de 1996, conocida como “Ley Helms-Burton, cuyos efectos extraterritoriales afectan a la soberanía de otros Estados, a los intereses legítimos de entidades o personas bajo su jurisdicción y a la libertad de comercio y navegación”.