

A las 13.25, en la audiencia previa a darse a conocer el veredicto, Alperovich tuvo la oportunidad de brindar unas últimas palabras, pero contestó: "No voy a hablar, señor juez". Tampoco hizo declaraciones a la prensa.
La querella había pedido la pena de 22 años de prisión y solicitado que se le impusiera al acusado vigilancia policial hasta que se dicte la sentencia y, que en caso de que fuera condenado, quedara detenido hasta que el fallo esté firme.
La fiscalía, por su parte, había solicitado la pena de 16 años y 6 meses de prisión, que se disponga la inhabilitación perpetua de ejercer cargos públicos a nivel nacional, provincial y municipal, y que se le coloque una tobillera electrónica.
Tanto la querella como la fiscalía consideraron que los hechos denunciados ocurrieron en un contexto de marcada asimetría de poder, y violencia de género y laboral.
La defensa, en tanto, había solicitado la absolución, al plantear que se trató de una “causa armada”, inventada, como parte de una operación política para destruir a Alperovich, promovida por el concejal tucumano David Mizrahi -que fue pareja de F.- y el diputado nacional Carlos Cisneros, su enemigo político. La querella rechazó esta teoría recordando que, cuando F. hizo la denuncia, ya habían pasado cinco meses de su derrota electoral.