

Un día como hoy hace 69 años el general Juan José Valle se levanta contra la Revolución Libertadora. El alzamiento tiene varios focos: Avellaneda, La Plata, Campo de Mayo. En los enfrentamientos mueren cuatro de los alzados y tres leales a la dictadura, que contiene la intentona y reprime sin piedad: Pedro Eugenio Aramburu aplica la ley marcial y ordena fusilamientos.
La gesta expresó ante todo el voluntarismo y la determinación de un grupo de heroicos militantes decididos a poner fin a las persecuciones, el silenciamiento y la represión que sufría el pueblo peronista.
Los organizadores se alzaron espantados ante el espíritu revanchista y coercitivo que desplegó la dictadura de Aramburu y Rojas. Desde la supresión de la Constitución Nacional de 1949 en vigencia, la prohibición de todo símbolo peronista –desde cantar la marcha y utilizar su escudo hasta nombrar a Perón y Evita–, la liquidación de la Fundación Eva Perón, la censura periodística y la limitación de las libertades civiles hasta la persecución, las acciones violentas y el encarcelamiento de referentes, militantes y simpatizantes peronistas.
Aramburu firmó el decreto 10.362, que instalaba la Ley Marcial, y dejó preparados los decretos 10.363/56, de pena de muerte, y el 10.364, sobre fusilamiento de los participantes, antes de viajar a Santa Fe. Los decretos, con numeración correlativa, se publicaron a posteriori en el Boletín Oficial.
Abortado antes de nacer, el levantamiento fue fácilmente controlado
Hubo algunos enfrentamientos aislados, en los que murieron cinco militares entre ambos bandos. La mayoría de los jefes de la sublevación fue detenida. Y Valle finalmente se entregó al capitán de navío Francisco Manrique a cambio de que cesara la represión y se respetaran las vidas de los participantes, compromiso que fue incumplido.
Pese a que la Ley Marcial fue sancionada luego de los sucesos, por lo que no debería haber afectado a los involucrados, el 10 de julio un Tribunal Militar realizó un juicio sumarísimo que dispuso la ejecución de once militares.
Asimismo, la dictadura dispuso que los civiles apresados fueran asesinados clandestinamente, acción que se encomendó a la Policía Bonaerense, que la puso en práctica en los basurales de José León Suárez. Fueron doce los detenidos a los que se les disparó con armas cortas, de los cuales cinco murieron y siete consiguieron sobrevivir.
El silencio de la prensa fue tal que lo sucedido solo comenzó a tomar estado público un año después, cuando el periodista Rodolfo Walsh publicó su libro Operación Masacre, en el que demuestra que los fusilamientos en los basurales ocurrieron antes de que se decretase la Ley Marcial.